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LA DECISIÓN CMC 32/2000 ESTÁ MURIENDO

06 de noviembre de 2018

Por Carlos Canta Yoy

En años pasados hubo tímidos intentos de Uruguay de firmar algún acuerdo comercial con países de Extrazona por fuera del Mercosur. En esos momentos tanto Argentina como Brasil pusieron el grito en el cielo y recordaron a los uruguayos la existencia de la Decisión CMC No. 32/2000. Estrictamente tenían razón y también la tendrían hoy dado que la citada Decisión continúa estando vigente. La pregunta es si realmente es necesario que siga estando vigente dados los cambios de circunstancias que se han operado desde su adopción en agosto de 2000 hasta ahora, es decir, desde hace poco más de 18 años.

En aquellos momentos parecía una norma absolutamente razonable puesto que los países miembros estaban tratando de conformar una unión aduanera. Recordamos que la unión aduanera se decidió emprenderla a mediados de 1994 con plazo de conformación a fines de 2000, que luego fue prorrogado hasta 2008 y actualmente, aunque nadie lo recuerde, existe una norma que establece que la unión aduanera debe estar en vigencia “a más tardar” el próximo 1º de enero de 2019 (Decisión CMC No. 10/2010). Algo obviamente imposible de alcanzar.

Las recientes declaraciones del electo presidente del Brasil y de su posible “superministro” Guedes están expresando que Brasil emprendería por su propio camino la negociación de acuerdos de libre comercio con otros países sin contar con la presencia en los mismos de los demás países del Mercosur. Esto, claramente, constituiría una nueva violación de las normas obligatorias del Mercosur. Pero ¿qué le hace una mancha más al tigre? Tanto Brasil como Argentina han violado impunemente las normas del Mercosur en numerosas oportunidades desde su creación, lo cual sería una tarea fatigosa indicar cuáles y cuántas.

Lo que es evidente es que el Mercosur necesita una revisión a fondo desde hace ya mucho tiempo. Un replanteamiento de sus objetivos basados en la realidad actual de sus Estados Miembros y del mundo, que no es la misma de comienzos de los años noventa del siglo pasado. De lo contrario, seguirá por el camino actual. El de estar muriendo poco a poco sin terminar de morir nunca. Y eso es lo peor: es mejor terminar de una buena vez si no se está dispuesto a emprender las reformas imprescindibles, que convertirse en una intrascendencia. Es decir, que continuemos fingiendo que existe cuando no es así. En este sentido los políticos y gobernantes de nuestros países deberían leer con atención la novela “El Astillero” de Juan Carlos Onetti. Sobre este tema, sinceramente, les recomiendo su lectura.